Podíamos pedir cualquier cosa pero tenia que ser para nuestra felicidad absoluta.
Por ejemplo, estaba prohibido pedir por amor porque eso trae problemas.
Tampoco estaba permitido pedir por la salud de nadie ni por un buen trabajo.
El chocar las copas implicaba rogarle al mas allá algo que si pasaba, era cien por ciento sano, personal y para el bien del alma.
Esa noche, en el mismo segundo que el reloj marcaba las cero horas pedí al dios de los dioses que Paul McCartney toque en la Argentina, en el momento que sea.
En mi deseo cumplí con las reglas porque no pedí poder ir, ni tampoco tuve en cuenta los precios de la fila 30 sector I.
El mundo roto durante 365 días e hizo su revolución.
Mi deseo se hace realidad porque la mente (omnipotente imán) me trae al tipo mas genio hoy vivo al estadio River Plate el mismísimo día.
No había pensado en eso hasta que Alejandro me dio la noticia de que ya tengo entrada mientras salia de comprar ensalada para gordos del Disco.
Los otros dos también son felices. El primero porque es muy feo y logro ponerla mas de cincuenta veces y el segundo porque era muy burro pero se recibió hace 4 días.
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